Soledad Fernandez Fernandez

Soledad: Síndrome del nido vacío

Soledad - Síndrome del nido vacio

Una vez que los hijos abandonan el hogar para comenzar a vivir de forma independiente, los cuidadores, sobretodo las madres, sienten un profundo vacío. El hecho de que un hijo deje el hogar familiar para formar una nueva familia o para comenzar una vida separado del núcleo familiar, sume a los padres en una gran angustia.

En estas situaciones los padres se dan cuenta de que ya nos son tan necesarios en la vida de los hijos, y en muchas ocasiones, sobretodo en el caso de las madres, las cuales muchas han centrado el eje de sus vidas en el cuidado y atención de sus hijos, sienten que aquello que daba significado a su existencia ya no está.

Los síntomas más comunes del síndrome del nido vacío son:

⚫ Sentimientos de vacío e inutilidad
⚫ Melancolía de tiempos pasados
⚫ Sentimientos de tristeza.
⚫ Desmotivación para realizar las tareas cotidianas
⚫ Fatiga
⚫ Ansiedad
⚫ Problemas sexuales

Esta nueva situación supone para ellos un reto, ya que han vivido muchos años al servicio de los demás y ahora deben invertir su tiempo en si mismos, por lo que deben desarrollar nuevas destrezas y conductas que les ayuden a superarla.

En este momento los padres deben revaluar su matrimonio y deben asumir que los hijos ya no están y que este es el curso normal de la vida, es decir, los hijos deben salir del hogar paterno. También es el momento en que los padres deben revaluar la relación con sus hijos, deben pasar de tratarlos como personas dependientes y sobre los que pueden ejercer influencia, a tratarlos de igual a igual, como otro adulto.

Es fundamental que los padres hablen y se comuniquen como están viviendo esta situación, que se expresen su dolor y sus inquietudes, ya que esto les hará unirse más y buscar soluciones conjuntas.

A la par, es beneficioso dedicar más tiempo a la pareja, compartir actividades, reforzar la relación en el plano amoroso y sexual.

Es importante retomar aficiones abandonadas o descubrir nuevas actividades en las que invertir nuestro tiempo, favoreciendo las citas con los amigos, viajes, etc.

En muchas ocasiones esta situación coincide con otro gran acontecimiento vital que es la jubilación, con lo que el tiempo libre se multiplica, por lo que quizás llega el momento de plantearse aprender aquellas cosas que siempre fueron de interés pero que por falta de tiempo nunca pudieron hacerse, por ejemplo clases de informática, pintura, canto, baile... Esto ayuda a estructurar el tiempo entorno a una actividad con la que se ha adquirido un compromiso y permite seguir manteniendo un buen nivel tanto físico como mental.

Y lo más importante de todo es darse cuenta que aunque ya no nos dediquemos al cuidado de los hijos, seguimos siendo muy importantes para ellos y que aunque igual ya no nos necesitan en el día a día, seguirán requiriendo de nuestra experiencia y enseñanzas para seguir su camino en la vida.

Soledad Fernández Fernández
Psicóloga

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